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El caballo, en el centro de la pista

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Mazeppa (1993), Bartabas

Ivan Mazeppa (1639–1709), es un héroe ucraniano que, según cuenta la leyenda, tuvo un asunto de cama con una condesa de nombre Theresa que estaba casada, como corresponde, con un conde de edad avanzada. Descubierto el engaño, el conde castiga a Mazeppa atándole desnudo y de espaldas a la grupa de un caballo salvaje.



Esta romántica imagen de Mazeppa atado al lomo del caballo ha inspirado a numerosos artistas y creadores como Liszt (Estudio trascendental n.º 4, "Mazeppa" en Re menor y su poema sinfónico Mazeppa S.100), la ópera Mazeppa de Piotr Ilich Chaikovski con libreto de Víktor Burenin, o los poemas dedicados al hetman de los cosacos de Lord Byron, Victor Hugo o Aleksandr Pushkin.


Con respecto al circo, la leyenda de Mazeppa fue uno de los temas favoritos de los hippodramas, un género teatral en los albores del circo moderno que mezclaba habilidades circenses de doma de caballos con una melodramática historia teatral. El hippodrama"Mazeppa, or the Wild Horse of Tartary" fue estrenado en Inglaterra en 1823 y en 1831 ya era un gran éxito en el  Astley's Amphitheater, A partir de 1833 varias compañías ambulantes de los Estados Unidos lo incluyen en su repertorio y en 1860 se convierte en el acto estrella de Adah Isaacs Menken.


Así que no es de extrañar que Bartabas —de nombre real Clément Marty, alias Martex, alias Bartabas, artista pionero del nuevo circo francés con la compañía Cirque Aligre, formada por Bartabas le Furieux, Igor le Magnifique y Branlotin la Désespérance—, un enamorado compulsivo de los caballos con su propia compañía, Théâtre équestre et musical Zingaro, eligiese este tema, o más bien su simbología, para su primera película que, precisamente, lleva por título el nombre de nuestro héroe. 


Théodore Gericault (Miguel Bosé), un joven pintor francés del Romanticismo, aficionado a dibujar y pintar caballos, es invitado por Antono Franconi (Bartabas) a su circo. Pero esta invitación no va a ser fácil para el pintor. Franconi le instala en las cuadras, rodeado de caballos, para que se impregne de su olor, sus músculos tensos y fibrosos y sus relinchos ansiosos de libertad.


Mazeppa es una película que gusta, y mucho, a todos los amantes de los caballos aunque la historia no se entienda demasiado. Además cuenta con la intervención de Miguel Bosé que no lo hace nada mal bajo las órdenes del histriónico Bartabas. Su entendimiento con los caballos es total y algunas escenas no debieron de ser nada fáciles de grabar para el entonces joven actor y cantante, sobre todo la última en la que se reproduce la imagen de Mazeppa atado a la grupa del caballo.



Bartabas, que hace las veces del pionero del circo francés y coetáneo de Astley, Antonio Franconi —incomprensiblemente enmascarado durante toda la película—, es realmente el Bartabas le Furieux del Cirque Aligre: mirada de loco, tieso, dominante, escupidor compulsivo… Durante el film le podemos ver en acción con su caballo Zyngaro, un caballo con el que vivió diecisiete años y al que, con motivo de su muerte, le dedicó un espectáculo: “La relación que tuve con él fue realmente muy profunda. Su muerte fue para mí como perder una extremidad. Tuve que aprender a vivir sin él y no fue nada fácil”.


La película es pasional, sensual, turbadora por momentos. Escenas de un matadero de caballos, del parto de un potrillo, de la copulación de dos equinos, trazos vertiginosos de un joven pintor que se consume viviendo con intensidad y pasión sus días en el circo. Amores prohibidos que son castigados y que acaban con la muerte de la amada. Un desfile de exóticos personajes que olfatean el deseo y se carcajean de él. Caballos  blancos, negros, con pintas, con el pelo hasta las rodillas o con trenzas. Potros, burros, una manada de caballos blancos que velan un funeral…


Hay tanta pasión por los caballos que a veces se podría decir que las sugerentes imágenes se deslizan hacia la zoofilia, una parafilia maldita —en este caso sin pruebas, solo en mi cabeza y acaso en la de Bartabas— que despierta los sentidos de Gericault animando a las musas del pintor a danzar para él inspirando su trabajo y empapando sus pinceles y brochas de pasión y lujuria. 


En la realidad el pintor murió a los 33 años a causa de una caída de caballo y afectado por la tuberculosis. En la película, el pintor revive sus pesadillas y experimenta el camino iniciático de la revelación, se hace uno atado al caballo. Ya no son caballo y hombre. Son uno, son el galope que conduce a la liberación, sin remedio hacia la muerte.

Mazeppa (1993)
Director: Bartabas
Guión:  Bartabas, Homeric y Claude-Henri Buffard sobre una historia de Bartabas
Música: Jean-Pierre Drouet
Intérpretes: Bartabas (Antonio Franconi), Miguel Bosé (Théodore Gericault), Brigitte Marty (Mouste), Fatima Aibout (Cascabelle), Eva Schakmundes (Alexandrine), Bakary Sangaré (Joseph), Norman Calabrese (amigo de Géricault), Henri Carballido (amigo de Géricault), Frédéric Chavan (amigo de Géricault), Patrick Kabakdjian (amigo de Géricault), Michel Lacaille  (amigo de Géricault)
Color, 111 min.



Los caballos van al teatro

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Bien documentado, el autor traza el desarrollo de una de las más extrañas y coloridas formas de entretenimiento en la historia del teatro: la espectacular presentación de obras en las que los animales, en especial los caballos, tenían un rol importante, a veces el rol principal. Los hipodramas florecieron en Inglaterra y Francia —en el Anfiteatro de Astley, en Londres, y en el Cirque Olympique, en París— en la primera mitad del siglo XIX. 

Saxon, A. H. 
Enter Foot and Horse: History of Hippodrama in England and France
New Haven and London Yale University Press, 1968

Vida y Arte de Andrew Ducrow

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Otro libro de este gran historiador que tiene que ver con los hipodramas. En esta ocasión se trata de la biografía de Andrew Ducrow,  mimo y actor que regularmente presentaba su trabajo en escenarios de teatro. Andrew Ducrow era también amaestrador de animales, habilifdoso jinete, contorsionista, equilibrista, funambulista, coreógrafo, diseñador de vestuario y manager del Astley's Amphitheatre y director de muchos de los espectáculos que se produjeron allí entre 1825 y 1841.

The life and Art of Andrew Ducrow & the romantic age of the english circus
Saxon, Arthur H.
Archon Books, 1978

El circo por dentro

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Представление начинается (The Show Begins), Joachim Šaroev, 1970

Unos niños quieren entrar en el circo pero no tienen dinero para pagarse la entrada. El payaso Popov que pasaba por ahí hace una especie de magia, esquiva al portero, y hace pasar a los niños. Pero sin entradas —el espectáculo no ha empezado, los artistas están ensayando, así que se pasan todo el espectáculo huyendo del portero, lo que ayuda al director del corto a enseñarnos los entresijos del edificio.



El film concert lo conduce Popov, así que podemos disfrutar de algunas de sus entradas con pequeñas variaciones argumentales. Los niños están por ahí escondidos y el abnegado portero les sigue los pasos. Trapecistas volantes, perchistas, monos, los osos de Filatov que ya sabemos que hacen de todo, los modernos aparatos aéreos que construían los soviéticos, un número de doma de papagayos, otro de funambulismo…



Estamos en 1970 y el circo soviético está en su esplendor. El estado comunista está implicado en su desarrollo y su promoción. Este corto es una buena muestra de ello. En la película podemos disfrutar de la virtuosidad del circo soviético y de su relación con el pueblo representada por los chavales que quieren curiosear. El circo por dentro y por fuera. Grandes artistas, un gran payaso y una atmósfera musical muy conseguida. Abajo pueden ustedes colarse para disfrutar del espectáculo. Como niños.



Представление начинается (1970)
Producción: SSSRProizvodstvo (URSS)
Director: Joachim Šaroev
Guión: Mark Mestechkin y Joachim Šaroev
Música: Anatoliy Bykanov
Artistas: Oleg Popov, Valentin Filatov, Lorita Magomedov, Magomed Magomedov, Valentina Surkova, Yuri Kanagin, Alexander Popov (V), Igor Diurdev, Elga Anzorge, Rena Manukova, Ludmila Filatova (II), Tatiana Filatova (III), Valeri Filatov (II), Arkady Budnickij, James Georgi Tusuzov Shachtman, Marisha Kanagina, Alex Abbakumov, Andrey Shuiding.

Color. 36 min


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Oleg Popov

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Interesante traducción al inglés de la autobiografía de este aplaudido payaso. 
Oleg Popov (31 de julio de 1930, Moscú) es uno de los grandes payasos que hay y ha habido en el mundo. A los 24 años trabajaba como cómico en el cable cuando el payaso Borovikov enfermó y tuvo que sustituirlo. Según cuenta él mismo, Popov fue a la cocina del circo cogió unos cubiertos, varias patatas, una sartén y el sombrero de cocinero e improvisó sobre la marcha el núemero que le haría famoso en el mundo entero.
En 1955 viajó con el circo soviético al Oeste. Fue un tour de éxito por Paris, Londres, Estados Unidos, Japón, Corea, Australia, Canadá. En 1981 fue galardonado con el  Golden Clown en el Festival de Circo de Monaco. Vive en Alemania donde sigue trabajando.

Popov, Oleg
Russian Clown
Macdonald  Co. Publishers, 1970


Un episodio descartado de Pajaritos y pajarracos

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Uccellacci e uccellini(Pajaritos y pajarracos, 1966), Pier Paolo Pasolini

Antes de acometer la realización de Uccellacci e uccellini, Pier Paolo Pasolini somete a la consideración de los lectores de semanario comunista Vie nuove los argumentos sobre los que está trabajando. Son tres. Uno de ellos cuenta la historia de un cuervo como intelectual marxista incapaz de proporcionar soluciones a un proletariado que ha asumido plenamente los valores burgueses. El segundo es una fábula moral, al modo de Esopo, en el que dos frailecillos sin demasiadas luces son enviados por Francisco de Asís a evangelizar a los gorriones y a los cuervos. Para ello, uno de los hermanos terminará por aprender el lenguaje que hablan ambos y conseguirá transmitirles la buena nueva. Sin embargo, los halcones se siguen comiendo a los gorriones.


Estas dos historias conforman el núcleo argumental del montaje definitivo de Uccellacci e uccellini, organizada a modo de apólogo de carácter picaresco o de road movie por el crepúsculo de las ideologías. Por muy teórico que suene todo, Totò y Ninetto Davoli se encargan de dotarlo de humanidad, bien que caricaturizada hasta lo grotesco.

Pasolini rodó también la tercera fabulilla, aunque finalmente decidió descartarla del montaje definitivo, al no dar con un modo satisfactorio de encajarla en el relato.


El episodio, titulado “L’aigle” –“El águila”, en francés- en Vie Nuove, está ambientado en el Grand Cirque de France. Allí, bajo la atenta mirada de Ninetto, el domador Courneau (Totò) intenta someter a un águila a su voluntad. Pero el ave se niega a obedecer. Es más, le niega al domador su único poder sobre ella al no contestarle siquiera. La palabra, el discurso, la argumentación del domador, se muestran como trasunto de la retórica del mundo desarrollado sobre el Tercer Mundo. El mutismo de este animal inferior, que se niega a acceder al estatus superior de la civilización, solivianta al domador. Para conseguir llevarla a su terreno, no tendrá otro remedio que transformarse en ave, lo que le lleva a asumir “el pensamiento salvaje” y renunciar, por tanto, a su condición de hombre civilizado.

Al final, Courneau abandonaba la carpa agitando los brazos. Si levantaba el vuelo o no, es cosa que no hemos sabido desentrañar a partir de los materiales a los que hemos tenido acceso y que se pueden ver aquí con el título de “Totò al circo”:

Uccellacci e uccellini (Pajaritos y pajarracos, 1966)
Producción: Arco Film (IT)
Guión y Dirección: Pier Paolo Pasolini.
Intérpretes: Totò, Ninetto Davoli, Femi Benussi, Rossana Di Rocco, Renato Capogna, Vittorio Vittori, Giovanni Tarallo, Umberto Bevilacqua, Renato Montalbano, Alfredo Leggi.
87 min. Blanco y negro.

La domadora coqueta

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Nelly la domatrice (1912), Mario Caserini

El amor es como un león enjaulado y Nelly (Fernanda Negri-Ponguet) la domadora, una terrible coqueta. Por eso deja de lado a su compañero en el circo, Alfredo (Mario Bonnard), por un aristócrata alemán (Mario Voller Buzzi) capaz de entrar a pecho descubierto en la jaula de las fieras para recoger una flor que se le ha caído a ella.


Ante esta irresistible prueba de amor, Nelly sucumbe y abandona a Alfredo. Pero, sin ella, el empresario del circo no tiene ningún interés en el número.


No le va mucho mejor a la domadora. Una vez cobrada la presa, el aristócrata corre en pos de la siguiente. Nelly se da cuenta demasiado tarde de que ha renunciado a su carrera por un capricho que le va a costar muy caro.


Alfredo se ha visto reducido a arrastrar su menagerie por ferias de pueblo en las que nadie recuerda su glorioso pasado como primera atracción en los más importantes circos de todo el mundo. Allí lo descubre Nelly. Pero ya es demasiado tarde, como descubrirán quienes sigan este enlace:


En 1912 Fernanda Negri-Ponguet, una de las divas del cine italiano de por entonces, firma un contrato con la casa Ambrosio de Turín. Más o menos por las mismas fechas lo hacen Alfred Schneider y sus dieciocho leones. El contrato del domador es por cinco títulos de los que han sobrevivido copia de éste que anoche proyectamos en la carpa y La nave dei leoni (Luigi Maggi, 1912):https://vimeo.com/156527289


Sus animales fueron creciendo en número a medida que pasaba el tiempo. Los dieciocho, son pronto veinticinco, luego cincuenta y sesenta, y termina anunciándose como “El Capitán Schneider, el hombre de los cien leones”. Al parecer su principal característica era el contacto cuerpo a cuerpo con sus animales. A pesar de ello, siguió el mismo camino que el personaje de Nelly la domatrice, puesto que se arruinó y tuvo que trabajar en ferias para dar de comer a sus fieras. En 1941 cayó bajo las zarpas de aquellos leones desagradecidos o acaso hartos de andar dando tumbos por los caminos. No sobrevivió a las heridas que estos le infligieron.


Nelly la domatrice (1912)
Producción: Società Anonima Ambrosio (IT)
Director: Mario Caserini.
Guión: Arrigo Frusta.
Intérpretes: Fernanda Negri-Pouget (Nelly), Mario Bonnard (Alfredo), Mario Voller Buzzi (Wilhelm), Antonietta Calderai, Oreste Grandi, Alfred Schneider y sus leones.
24 min. Blanco y negro y Tintados.



Un mago apocado y triste

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Fokusnik (1967), Piotr Todorovsky 

En Moscú hace frío. Las calles están nevadas y hacen más amable —o más duro, según se mire— una ciudad que crece cada día y que se encuentra a medio construir. Victor M. Kukushkin (Zinovi Gerdt) es un mago  que pasea por la ciudad. Su paseo es un panorama de los locales de espectáculos de la noche moscovita, incluido el circo estable. Es un paseo que nos lleva a descubrir a su protagonista.



Victor es un mago que sobrevive trabajando en institutos nocturnos donde su arte se convierte en clases maestras sobre la vida, la alegría, las pequeñas cosas importantes por las que merece la pena vivir. Los estudiantes le adoran y así encuentra consuelo a su delicada situación profesional, ya que a pesar de que sus trucos parecen ser extraordinarios, el sindicato de artistas no encuentra un hueco para él.



El año es 1967 y parece que las ansías de libertad de la juventud está flotando en el ambiente, incluso en Moscú. El instituto parece que está ocupado. En algunas clases, las pizarras se entremezclan con camas y mesas con viandas, tableros de ajedrez y botellas de vino. Bueno, el caso es que nuestro mago, titiritero, malabarista y conferenciante —que vive con su hija— pierde un poco la cabeza por una mujer con mucho glamur.



¿Será capaz Helena (Alla Larionov) de cambiar a nuestro hombre? Parece que no. Victor no tiene demasiado apego a los bienes materiales y prefiere vivir con un pie fuera de este mundo, visitar a sus amigos artistas —entre ellos el malabarista Eduard Abert— y disfrutar de sus paseos por la ciudad, la compañía de los jóvenes y de su propia hija, y hacer magias a la chiquillería.



La película, como digo, es desenfadada, muestra una libertad que contrasta con los mensajes propagandísticos de muchas de las películas soviéticas de la época y en algunos momentos incluso se torna vanguardista. Los jóvenes bailan en la calle canciones italianas y nuestro héroe no vende de una manera ortodoxa los ideales del comunismo. Quizás por ello la película ha permanecido olvidada durante mucho tiempo a pesar del nombre del director y de sus actores.

Zinovi Gerdt fue un actor bastante popular en su momento, actor principal durante algunos años del famoso teatro de marionetas Obraztsov, al cual hace un pequeño homenaje en la película. 




Pueden verla en su idioma original aquí: https://youtu.be/6LN5sn8ktqE

Fokusnik (1967)
Producción: URSS
Director: Peter Todorovski
Guión: Aleksandr Volodin
Música: Moisés Weinberg
Intérpretes:  Zinovi Gerdt  (Víctor M. Kukushkin, ilusionista), Alla Larionov (Helena), Yevgeny Leonov (Stepan Nikolaevich Rossomahin, Cabeza Kukushkin), Olga Gobzeva -(Lily, la hija Kukushkin), Leonid Diachkov -(Pablo, un investigador), Vladimir Basov -(animador y humorista), Eduard Abert  (Dima, malabarista), Svetlana Kharitonov (Sasha, la esposa de Dima), Valentina Titova (Dasha, Editor), Zinaida Sorochinskaya
Blanco y negro. 79 min.




El Ministerio de la Magia

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El Ministerio del TiempoT2. Cap. 14: Tiempo de Magia (2016), Paco Plaza


Vaya por delante que, aunque no soy un ministérico, la serie española El Ministerio del Tiempo me encanta y la sigo, cuando puedo, a través de internet. Las aventuras de la patrulla del Ministerio están llenas de sorpresas, ingeniosas tramas, arriesgados saltos en el tiempo y paradojas temporales que me atrapan. Y su humor, sutil y escondido en cada episodio. Y los homenajes. En fin, todo, porque también están realizando una excelente labor en internet a través de su página web y sus redes sociales.


El caso es que he tenido la suerte de que en la segunda temporada de la serie, Amelia (Aura Garrido), Alonso (Nacho Fresneda) y Pacino (Hugo Silva) se embarcan rumbo a Nueva York para "evitar que el Ministerio del Tiempo pase a ser propiedad de los Estados Unidos y del FBI" y allí tienen un encuentro especial  con el mago, escapista y azote de espiritistas, Harry Houdini. Así que, pónganse cómodos que proyectamos en nuestra carpa Tiempo de Magia



Estamos en 1924 y John Edgar Hoover (Miguel Hermoso), que acaba de ser nombrado Director de la Oficina de Investigación, precursora del FBI —cuyo director durante treinta y siete años sería él mismo—, está empeñado en conocer el secreto de nuestro ministerio. Para ello, utiliza a Gromek (Rick Zingale), un empresario de circo que se ha puesto en contacto con Joaquín María de Argamasilla de la Cerda y Elio (Miki Esparbé), un aristócrata que se anuncia como el Hombre con Rayos X en los ojos.


Y ¿para qué se ha puesto en contacto Gromek con Argamasilla? Pues porque Argamasilla es un agente del Ministerio de 1924 y quiere convencerle —con una gira por Estados Unidos— de que venda el secreto del Ministerio a Hoover, lo cual sería, sin lugar a dudas, un desastre para la humanidad. El secreto del Ministerio no puede estar mejor guardado que en manos españolas…


Argamasilla, nuestro héroe, avalado por figuras de la talla de D. Ramón María del Valle Inclán (Juan Carlos Sánchez), el Dr. Santiago Ramón y Cajal (Juan Antonio Quintana) y numerosos científicos y sabios de la época, es un personaje con una historia muy interesante que podemos leer en el magnífico blog del escritor y editor Ramón Mayrata. Argamasilla poseía lo que su padre, el principal culpable de toda esta historia, denominó como metasomoscopia, la facultad de ver a través de ciertos cuerpos opacos.


Amelia y Alonso se presentan en casa de Argamasilla como periodistas, y Pacino, como el vidente el Gran Benito. Gracias a sus conocimientos policiales, el Gran Benito desvela el paradero de unas niñas desaparecidas ganándose así la confianza de Argamasilla y de su padre, con lo que pueden viajar juntos, los tres de la patrulla y Argamasilla, a Nueva York, para vigilarle de cerca sin despertar demasiadas sospechas.


Una vez en Nueva York, Argamasilla se enfrenta al reto propuesto por Houdini. Pero al mismo tiempo se enfrenta a la amenaza de que asesinen a su padre y, además, tiene que perder el reto porque la patrulla ya ha destapado su situación y le vigilan. En fin, que comienza el lío. Aunque quisiera no podría hacer spoiler. No sabría explicarlo y que se me entendiese. Eso sí, hay una traidora en la casa.


Me han encantado cómo están tratadas las secuencias sobre la vida de Houdini, la sesión de espiritismo con Conan Doyle y su mujer  —ya les vale a la pareja, la realidad supera a la ficción— y sobre todo el gran Finale mágico, pero no el de la desaparición detrás de las cortinas. Me refiero a la secuencia que el Ministerio regala a Houdini, su reconciliación con los espíritus, pura poesía y de una belleza histórica admirable, precisamente por saltársela a la torera, a la historia digo.


¿Por qué mantener a Argamasilla con su poder y no dejarlo como un perdedor, que es lo que realmente pasó, ante Houdini? Los guionistas, que son muchos y muy listos, se han guardado un as en la manga. El comodín de los rayos X en los ojos. ¿Será Argamasilla el primer miembro de la patrulla del Ministerio con superpoderes?  Dejemos que lo explique Javier Olivares, creador, productor y guionista de la serie: "La decisión de que tuviera poderes fue añadir un toque pre Marvel de superhéroes, incluyendo en él a un español. Pero sin romper la noticia real: no dio ni una. Lo que hicimos fue plantear que el hecho de que no diera ni una no significaba que no tuviera poderes. Aparte de incluirle en la mitología de El Ministerio del Tiempo como hemos hecho con otros personajes históricos".


Esperemos que nos sorprendan pronto con otra historia que permita de nuevo algo tan divertido como la rutina de videncia al ritmo de You're the one that I want, la canción de la película Grease (1978) que Pacino utiliza para tener una visión. Una historia en la que también haya carpas, artistas, magos, candilejas, carromatos, lentejuelas…, en fin, de lo que se alimenta Circo Méliès.

El Ministerio del Tiempo. T2 - Cap.14
Tiempo de Magia
Creadores de la serie: Pablo  Olivares y Javier Olivares
Coordinadores de contenido: Anaïs Schaaff y Abigail Schaaff
Director de la serie: Marc Vigil
Director del capítulo: Paco Plaza
Guión: Javier Pascual, Juanjo Muñoz, Anaïs Schaaff y Javier Olivares,
Música: Darío Fernández Valderrama
Hugo Silva (Pacino), Aura Garrido (Amelia Folch), Nacho Fresneda (Alonso de Entrerríos), Cayetana Guillén-Cuervo (Irene LArra), Juan Gea (Ernesto Jiménez), Francesca Piñón (Angustias), Jaime Blanch (Salvador Martí), Miki Esparbé (Argamasilla hijo), Gary Piquer (Harry Houdini), Marcos Marín (Bennet), Rick Zingale (Gromek), Mari Carmen Sánchez (Josefa la Peinadora), Miguel Hermoso (J. Edgar Hoover), Juan Carlos Sánchez (Valle Inclán), Juan Antonio Quintana (Santiago Ramón y Cajal), Algis A. Pinedo, María Rodríguez, Maru Valdivielso (mujer de Conan Doyle), Natalia Millán (Lola Mendieta), Mar Saura (Susana Torres) y Pedro Miguel Martínez (Argamasilla padre).
Color. 75 min.

La verdadera historia de Joaquín de Argamasilla de la Cerda y Elio

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La verdadera historia de Joaquín de Argamasilla de la Cerda y Elio con textos de Ramón Mayrata, Grace Morales, Gonzalo Lafora, Harry Houdini, declaraciones de Valle-Inclán y prensa de la época. ¿Cómo pudo el joven Argamasilla embaucar a tantos personajes cultos, científicos y pensadores europeos de la década de los 20 del siglo pasado y atreverse a presentar sus pseudo poderes en Nueva York?  Allí se encuentra frente a frente con Harry Houdini que está en el fulgor de su particular cruzada contra los espiritistas, videntes y charlatanes que disfrazan sus habilidades mágicas como prodigios sobrenaturales.


VV.AA.:

Valle-Inclán y el insólito caso del Hombre con Rayos X en los ojos
La Felguera Editores, Madrid, 2014



Michael Moschen

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Photo: Brad Doherty


In Motion with Michael Moschen (1991), Skip Blumberg



A finales de los años 80 y principios de los 90, cuando el nuevo circo se despertaba en España y aparecieron los primeros Encuentros de Malabaristas —los dos que se celebraron en Madrid y el de Granada, más tarde el de Sabadell…—, tuvimos la suerte de comprar un video en algún puesto de una convención europea o por correo a través de la mítica tienda de malabares Dubé, no recuerdo muy bien, y descubrir un artista excepcional.


En una época sin internet, los pocos VHS que encontrábamos disponibles los comprábamos sin dudar. No había muchos. Uno de ellos era In Motion with Michael Moschen, un video que nos sacudió la cabeza e hizo que entráramos en otra dimensión malabarística.



Michael Moschen había recibido en 1990 un MacArthur Fellowship, una beca muy bien dotada que la MacArthur Foundation concede cada año a una veintena de ciudadanos o residentes en los Estados Unidos. La beca no es una recompensa a un trabajo realizado, sino una inversión en la originalidad y potencial de la persona escogida.



Y no se equivocaron. Moschen hizo un trabajo excepcional y un año más tarde, la cadena de televisión PBS dedicaba un programa de su serie Great Performances al talento y la capacidad creativa de este malabarista. Un documental en el que podemos ver algunas de las rutinas que le hicieron célebre —el contact, el triángulo, las astas—, el proceso de creación que le lleva a ellas y una aproximación a la vida personal del artista. Todo ello aderezado por la original composición musical de David Van Tieghem.




Han pasado algunos años de aquello. Durante el viaje, Michael Moschen ha trabajado en todo el mundo y ha colaborado con los mejores circos y compañías del espectáculo, incluidos el Cirque du Soleil, Big Apple Circus, Fred Garbo y Pilobolus. En la actualidad imparte conferencias (ver la charla TED más arriba) y clases maestras sobre creatividad y búsqueda de nuevas formas artísticas.




Para nosotros ha sido un placer este reencuentro. Comprobar que sus conceptos siguen vivos y que gracias a malabaristas como él, el malabarismo ha alcanzado la categoría de arte. Nos agrada comprobar que todavía le alimenta ese empuje creativo, ese impulso que le lleva a buscar, a inventar, a soñar movimientos y sensaciones nuevas.


In Motion with Michael Moschen (1991)
Productor: KQED para Great Performances (USA)

Director: Skip Blumberg 
Música: David Van Tieghem
Intérpretes: Michael Moschen, Janis Brenner, John-Mario Sevilla, Edward Akio Taketa
Color. 50 min.

La interpretación de los sueños (circenses)

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Lady in the Dark (Una mujer en la penumbra, 1944), Mitchell Leisen

Parece que el libretista y director de Broadway andaba dando la murga a todo quisqui con el tratamiento de psicoanálisis en el que estaba inmerso y, como los amigos neoyorquinos lo trataban de pelmazo subido, decidió que el mejor de dar salida a la experiencia era —¡cómo no!— escribir un musical. Contó para ello con la colaboración del letrista Ira Gershwin y del emigrado alemán Kurt Weill, que compusieron tan solo cuatro números de largo aliento, que se correspondían con los tres sueños que la editora de una revista de modas le contaba a su psicoanalista más un gran final.


La obra se estrenó en 1941 y casi alcanzó el medio millar de representaciones que supusieron un éxito personal para Gertrude Lawrence y para un joven intérprete que hacía sus primeros pinitos y que terminó acaparando la atención de todos gracias a su reedición del tema “Tchaikovsky and Other Russians”.


El jovencito se llamaba Danny Kaye y haría carrera en el cine. Sin embargo, cuando la Paramount decidió realizar en 1944 una adaptación cinematográfica encomendó el papel al ruso extpatriado Misha Auer. La protagonista fue Ginger Rogers y el director elegido para el proyecto, Mitchell Leisen, especializado en películas “de mujeres”.


Liza Elliott (Ginger Rogers) es la editora de una revista de modas. Acude al pisquiatra (Barry Fitzgerald) porque últimamente siente pánico a tomar decisiones. Hay una canción que la persigue hasta en sueños. El psiquiatra le pide que le cuente el sueño: tiene que ver con un vestido azul, un color que odia. En sus sueños, ella —una mujer recta vestida siempre de traje de chaqueta, dispuesta a casarse con un hombre mayor (Warner Baxter) cuando él obtenga el divorcio y que odia al petulante actor de Hollywood (John Hall)—, se ve vestida con lujosos trajes y a punto de contraer matrimonio con el galán. Hay un tercer hombre, Charley (Ray Milland), un empleado de la revista con el que se lleva a matar. El psiquiatra no es más que un frontón que le devuelve sus propios miedos, pero cada uno de los otros tres hombres representa un objetivo: la carrera profesional, el glamour o el amor verdadero. Por supuesto, el fotógrafo gay interpretado por Mischa Auer es sólo motivo para la comedia.


Por el camino se perdieron la mayoría de las canciones, acentuando el relieve de los aspectos dramáticos de la historia. El único tema musical que sobrevivió más o menos íntegro fue “Saga of Jenny”, ambientado en un circo onírico:


Esta secuencia da paso al flashback en el que se da cuenta del trauma edípico que ha conducido a Liza a centrarse en su carrera y dejar de lado el amor.




Cuando Robert Wise se enfrenta al reto de biografiar a Gertrude Lawrence en Star! (La estrella, 1948), el número final es de nuevo “Saga of Jenny”, que incluimos también en esta misma entrada para que quien sienta curiosidad pueda comparar los diferentes estilos interpretativos de Ginger Roger y Julie Andrews:


Otro día dedicaremos nuestra atención a esta película, puesto que muestra los inicios de la actriz en el music-hall británico con la compañía de Fred Karno.




Lady in the Dark (Una mujer en la penumbra, 1944)
Producción: Paramount Pictures (EEUU)
Director: Mitchell Leisen.
Guión: Frances Goodrich y Albert Hackett, del musical homónimo de Moss Hart, con canciones de Kurt Weill e Ira Gershwin.
Intérpretes: Ginger Rogers, Ray Milland, Warner Baxter, Jon Hall, Barry Sullivan, Mischa Auer, Phyllis Brooks, Mary Philips, Edward Fielding, Don Loper.
100 min. Color.



El payaso que llora y esconde sus lágrimas

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The Day the Clown Cried (1972), Jerry Lewis

Este pasado verano, en un artículo de Noah Bierman en Los Angeles Times —en el que hablaba de un curioso festival de cine, el "Mostly Lost", evento de culto para cientos de fans de celuloides deteriorados que se afanan por descubrir películas perdidas—  el periodista desvelaba que se podría ver, por fin, la película The Day the Clown Cried , dirigida e interpretada en 1972 por Jerry Lewis.


La noticia, confirmada por el restaurador jefe de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, Rob Stone, ha revolucionado a parte del planeta cinéfilo. La prestigiosa institución americana, que ha adquirido el archivo de Jerry Lewis en el que está incluida esta película secuestrada por él mismo, afirmaba que el actor había impuesto una condición: que se vea en 2025.


Ya a mediados del mes de agosto de 2013, los telediarios de todo el mundo se hacían eco de la aparición en la web de metraje desconocido de esta película inédita, maldita, infame para algunos. Un año más tarde el mismo usuario de youtube subía los 33 minutos que la televisión flamenca grabó para Première Magazine sobre la nueva producción de Lewis. Es un material de primera. Roland Lommé entrevista a un Jerry Lewis relajado que comenta y le habla sobre su película en los primeros días de rodaje, en Paris, en el Cirque D' Hiver .


Las imágenes muestran  a Jerry Lewis en plena faena. Un making off de la película, que de alguna manera presagia lo que más tarde le sucedería al film.  Después de algunos gags circenses reinterpretados para el cine y de mostrarnos el férreo control que ejerce en todos los campos de la película —hay que destacar las imágenes del voluminoso guión que maneja Lewis, con múltiples anotaciones y correcciones, nuevo tesoro de la Biblioteca del Congreso estadounidense— el actor se atasca en una escena en la que precisamente lanza tres pelotas al aire a la búsqueda de un gag cinematográfico. Aquí podemos encontrarlo: [[http://www.dailyscript.com/scripts/the_day_the_clown_cried.html] ]


Después, ¡sorpresa!, una sesión de fotos con Yo-yo, el payaso alter ego de Pierre Etaix, compañero de Annie Fratellini. Es un duelo de fotos entre los dos payasos. Más tarde, la escena de la película en la que aparece  Pierre Etaix, también actor, director y payaso como Lewis, donde de nuevo se nos muestra a un Jerry Lewis puntilloso y controlador del más mínimo detalle, un poco fuera de quicio. Los últimos planos del magazine audiovisual muestran al creador preocupado, con un rostro que no auguraba nada bueno.

La película de Lewis, filmada durante 1972 en París y principalmente en Estocolmo, transcurre durante la Segunda Guerra Mundial. Helmut Doork (Jerry Lewis), un payaso en sus horas bajas, es despedido del circo en el que trabaja y, borracho, se atreve a burlarse de Adolf Hitler en presencia de militares alemanes. El payaso es detenido y conducido a un campo de concentración en el cual, tras algunas peripecias, tiene que acompañar —y entretener y divertir— a unos niños que son conducidos a la cámara de gas. El payaso —nos permitimos un spoiler a diez años vista ya que el guión se puede encontrar en internet—entrará con ellos en el último momento para compartir su dramático destino.


La película tuvo muchos contratiempos y el cómico, entusiasmado en un primer momento por lo que suponía que iba a ser una oportunidad para consagrarse como actor, fue perdiendo fuelle y parece ser que no encontró la armonía entre el dramatismo de la historia y la comicidad del personaje, cosa que si consigue veinticinco años más tarde Roberto Benigni con La vita è bella (La vida es bella, 1997).

Después de varios litigios y miles de problemas financieros, Lewis anunció que la película tendría su estreno oficial en el Festival de Cannes de 1973. Según podemos leer en un artículo en Cinemania.es del año 2011 [http://cinemania.es/actualidad/noticias/8501/the-day-the-clown-cried-la-peor-pelicula-perdida-de-la-historia], "con la película ya rodada, el actor y director se reencontró con un viejo conocido: Nathan Wachsberger, el moroso productor original, reclamaba la propiedad sobre la película, y su productora Europa Filmssecuestró el negativo. Tras pagar 600.000 dólares de su bolsillo por la cinta (según algunos) o aprovechar un copión guardado en su casa (según otros), Lewis anunció que la película tendría su estreno oficial en elFestival de Cannes de 1973. Pero ni por esas: los guionistas originales, Joan O'Brien y Charles Denton, bloquearon el estreno porque, afirmaban, las reescrituras de Lewis alteraban el significado original de su historia". 


Pero esta historia contradice la más reciente versión de Lewis en la que cuenta que después de varias proyecciones para evaluar el film con resultado desastroso, el director y actor —y al final productor y guionista— decidió mantenerla inédita y se juró nunca enseñársela a nadie. En una entrevista, él mismo afirmaba:  "It was bad, and it was bad because I lost the magic. You will never see it. No one will ever see it, because I'm embarrassed at the poor work."


Lewis está empeñado en no compartir, en vida, su mayor fracaso. Se pierde en su ego y desperdicia una oportunidad. Todos los payasos que se precien de serlo comparten el fracaso, lo encajan con elegancia y lo viven plenamente. Con su actitud está dando argumentos a los que piensan que no es un gran payaso, aunque lo haya sido.


  

Hay otra película que se disputa con The Day the Clown Cried el honor de ser la película inédita de la que más se ha hablado. Se trata de Il Viaggio di G. Mastorna detto Fernet., de nuestro amigo Federico Fellini.  El caso es que en este último caso Milo Manara se encargó de dibujar el guión de Fellini y nos dejó más o menos contentos.  


Aunque si hablamos de películas perdidas, que no inconclusas o secuestradas, que nos gustaría ver, la primera sería 4 Devils (Murnau, 1928), una película de la cual se sabe que hubo dos versiones, una muda y otra sonora, pero de la que, desgraciadamente, no se conserva ninguna copia. Una historia de niñas huérfanas adoptadas por el payaso, pasiones aristocráticas y celos y tragedia en el trapecio. O algo más castizo, una película de medio metraje titulada Pompoff, Thedy y compañía (Octavio F. Roces, 1940), una película de complemento de la que no quedan copias y apenas testimonios. O Las peripecias de Baby (Pedro Trilla, 1915), que son, en realidad, peripecias de Aristodemo Frediani “Beby”, que a finales de 1914 estuvo una larga temporada con sus caballos, sus acróbatas y sus payasos, en la provincia de Barcelona y, en concreto, en el teatro Euterpe de Mataró, donde se rodó la  película.



Aunque algunos afirmen que The Day the Clown Cried es una de las peores películas jamás estrenadas, nosotros esperaremos encantados para poder disfrutar de la presencia junto a Jerry Lewis, de los payasos Pierre Etaix, Victor Fratellini, Willy Dario, Mimile, Louis Maiss, Bocky, Randel, y Nino. Esperaremos viendo buen cine, por si acaso.


The Day the Clown Cried (1972)
Director: Jerry Lewis
Producción: Nat Wachsberger y Jerry Lewis
Guión: Jerry Lewis,  Joan O'Brien y Charles Denton
Intérpretes: Jerry Lewis (Helmut Doork),
Peter Ahlm (prisionero), Lars Amble( guarda), Harriet Andersson (Ada Doork), Jonas Bergström (Franz), Carl Billquist  (oficial de la Gestapo),  Claude Bolling (Director de orquesta), Tomas Bolme (Adolf), Curt Broberg (Galt), Bo Brundin (Ludwig),  Johnny Cacao, Anton Diffring (Captitán Curt Runkel), Nils Eklund  (camarero), Victor Fratellini, Serge Gainsbourg, Michel Garland, Ronald F. Hoiseck (Uhlmann), Heinz Hopf (oficial de la Gestapo), Lars Lind (prisionero), Sven Lindberg (Coronel Bestler), Åke Lindman (prisionero), Michael Mansson (prisionero), Sandy Mansson (prisionero), Armand Mestral (Director de Circo), Fredrik Ohlsson (Herman), Ulf Palme (Johann Keltner), Roberto y Pierre Étaix (Gustav).
Color. 

Atracciones bélicas

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Oh! What a Lovely War (1969), Richard Attenborough

Esta es la historia de los cinco hermanos Smith, caídos en la Gran Guerra por la incompetencia primero de la diplomacia y luego del alto mando del ejército británico. Al menos, esto es lo que opina Lord Richard Attenborough y lo que le animó a pasarse a la dirección después de una intensísima carrera como intérprete teatral y cinematográfico.
Attenborough había visto en 1963 el musical de Joan Littlewood y su Theatre Workshop y le había parecido una muestra de coraje teatral intraducible a la pantalla. Lo que allí se proponía era una revisitación antimilitarista –no olvidemos que estamos en 1968- de la Primera Guerra Mundial con aire de farsa ilustrada por canciones de la época. John Mills y Len Deighton se atrevieron con la adaptación cinematográfica y se la propusieron a Attenborough. Había truco. Lo que antes se circunscribía al escueto espacio del escenario, en su guión ocurría en el pier de Brighton. Attenborough tenía ocasión así de regresar al escenario de Brighton Rock pero con intenciones bien distintas.

Las atracciones se entrelazan con las acciones bélicas: una carga de la caballería tiene lugar en un tiovivo, en el teatro de títeres se escenifica un enfrentamiento, el pequeño trenecito sirve para la evacuación de heridos del frente. Una de las escenas mejor resueltas es aquella en la que una cantante de music-hall (Maggie Smith) entona una canción patriótica que sirve para la leva de carne de cañón.


La letra de la canción titular va, más o menos, como sigue:

¡Oh! Es una guerra encantadora, ¿Quién no querría ser soldado, eh? ¡Oh! Es una vergüenza quedarse con la paga. Tan pronto como se ha ido diana Nos sentimos tan pesados como el plomo, Pero nunca nos levantamos hasta que el sargento Nos trae el desayuno a la cama. ¡Oh! Es una guerra encantadora, Quién quiere con huevos con jamón Cuando tenemos mermelada de ciruela y manzana. ¡En línea de a cuatro! Derecha… ¡Ar! ¿Cómo vamos a gastar el dinero que ganamos? ¡Oh! Es una guerra encantadora,

Comprenderán ustedes que la película no se estrenase en España.
Oh! What a Lovely War (1969) 
Producción: Accord Productions (GB), para Paramount. 
Director: Richard Attenborough. 
Guión: John Mills y Len Deighton, basado en la comedia musical homónima de Charles Chilton. 
Intérpretes: Wendy Allnutt (Flo Smith), Colin Farrell (Harry Smith), Malcolm McFee (Freddie Smith), John Rae (el abuelo Smith), Corin Redgrave (Bertie Smith), Maurice Roëves (George Smith), Paul Shelley (Jack Smith), Kim Smith (Dickie Smith), Angela Thorne (Betty Smith), Mary Wimbush (Mary Smith), Dirk Bogarde (Stephen), Susannah York (Eleanor), Phyllis Calvert (Lady Haig), Jean-Pierre Cassel (el coronel francés), John Clements (el general von Moltke), John Gielgud (el Conde Leopold Von Berchtold), Jack Hawkins (el emperador de Austria, Franz Josef), Kenneth More (el Kaiser Guillermo II), Laurence Olivier (el mariscal de campo Sir John French), Michael Redgrave (el general Sir Henry Wilson), Ralph Richardson (Sir Edward Grey), John Mills (Sir Douglas Haig), Vanessa Redgrave (Sylvia Pankhurst), Maggie Smith (la cantante de music-hall). 
144 min. Color.

Los payasos de la tele… cubana

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Tres bárbaros en un jeep (1955), Manuel de la Pedrosa

“Unos reclutas son enviados a recuperar un jarrón en que se han guardado unos documentos secretos, y se enfrentan a diversas situaciones absurdas” –dicen las sinopsis que hemos encontrado de Tres bárbaros en un jeep. No aclaran que los tres bárbaros reclutas son los componentes de la familia Aragón, popularísimos en Cuba por sus actuaciones en la incipiente televisión, primero en Unión Radio TV y más tarde en la emisora CMQ.La película no llegó a España, país de origen de su director y protagonistas. En la Habana se estrenó el 29 de agosto de 1955, en el Teatro Nacional, pero no hemos encontrado ninguna reseña. Acaso Guillermo Cabrera Infante tuviera que verla, como crítico que era entonces de la revista “Carteles”.De poner a Gaby, Fofó y Miliki en la órbita cinematográfica –antes sólo habían intervenido como invitados en una película protagonizada por el cómico mexicano Adalberto Martínez “Resortes”, El nieto del zorro (1948), dirigida por el exilado español Jaime Salvador- se encargó un tipo curioso llamado Manuel de la Pedrosa. Curioso, porque fue uno de aquellos españoles que emigró para hacer las Américas y recaló en Cuba. Allí promovió diversas empresas cinematográficas de cuya escasa viabilidad habla la multiplicidad de registros mercantiles: Productora Fílmica Cubana, Dardo, España Sono Films…

A pesar de ello, de la Pedrosa encontró tiempo para producir, escribir y dirigir una decena de títulos en la Cuba de Batista entre los que se incluyen: La tremenda corte (1945), Hotel de muchachas (1950), Música, mujeres, piratas (1950), Cuba canta y baila (1951), ¡Olé... Cuba! (1957) o Mares de pasión (1959).La mayoría son comedias –ocasionalmente al servicio de los cómicos locales Pototo y Filomeno-, con inserciones musicales, abundancia de vedettes o rumberas, y un ojo puesto en la coproducción con España o México, los dos países en los que de la Pedrosa terminaría trabajando tras el triunfo revolucionario. Sus últimas andanzas cinematográficas lo devuelven a su Cantabria natal donde rueda un cortometraje de contenido turístico: Laredo, Costa Esmeralda (1971). Ahí le perdemos la pista, justo en el momento en que Gaby, Fofó y Miliki se convierten en “los payasos de la tele” española y ruedan en Argentina, a las órdenes de Enrique Carreras, las dos películas que todo el mundo recuerda de ellos.
Sr. Feliú

Tres bárbaros en un jeep
(1955) 
Producción: Producciones Dulzaides (CU) 
Director: Manuel de la Pedrosa. 
Guión: Juan Ángel Cardi y Manuel de la Pedrosa. 
Intérpretes: Gaby, Fofó y Miliki, Mario Martínez Casado, Martha Rams, Pilín Vallejo, Ricardo Dantés, Osvaldo Calvo, Luis Manuel Martínez Casado, Julita Muñoz, René Socarrás, Agustín Campos, Emilio del Mármol. 
77 min. Blanco y negro

Rings around the world

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Rings around the World (1966), de Gilbert Cates

ENTRE las muchas películas que hay dedicadas al circo hay una que no me canso de ver una y otra vez. Se trata de Rings around the World, un documental dirigido por Gibert Cates en 1966, que reúne a los mejores artistas de circo del momento en sus actuaciones en diferentes circos europeos. La película comienza con una espléndida izada de la lona del circo suizo Knie, con planos muy sugerentes que se entremezclan de manera muy original con los títulos de crédito, imágenes que anticipan al calidad del documental y que retratan una época de oro del circo en la que los artistas eran auténticas estrellas y cautivaban la imaginación del público.



Mientras escribe un libro sobre el circo, el autor (Don Ameche) aprovecha para reflexionar sobre los diferentes aspectos del circo, a rememorar los mejores números de circo que ha visto a través de los años y a recuperar la mística de la gente de circo. Así nos lleva al increíble acto de trapecio de la española Miss Mara; al de Tarzán, el domador de elefantes Sahib con su hijo de corta edad debajo de la enorme pata del paquidermo; el equilibrio de espadas de Marco; el número de tiro con arco en el que Grey Arrow dispara una flecha a una manzana colocada en la cabeza de su mujer Zuni; el equilibrio cabeza a cabeza sobre una escalera de “the Mascott Sisters”; los malabares de Rudy Cardenas; Los Tongas; Gunther Gebel Williams con su tigre ; el increíble número de Los Laribles; los caballos de Carl Sembach Krone; el simpático domador de leones Pablo Noel; Los Gaonas y Los Four Titos en el trampolín; Los Flying Armors en el trapecio volante; Frieda Krone y sus elefantes; Fredy Knie, Sr., y su Lippizaner; Los payasos Los Francesco; Lilly Yokoi en su bicicleta dorada; Méndez y Seitz en el cable; y la encantadora Pauline Schumann y su caballo. 18 excelentes números de circo grabados en los mejores circos de Europa de la época: el Circo Schumann (Copenhagen), el Circo Krone (Kiel), el Spanische National Circus (Munich), el Circo Scott (Stockholm), y el Circo Knie (Lausanne). 

El primer número, como ya hemos apuntado,  es el de la trapecista española Miss Mara, "La Mara, la más grande de todas", como la presenta solemnemente el actor americano Don Ameche: "¿Qué la mueve a desafiar día tras día al ángel de la muerte? ¿Por qué lo hace? ¿Por qué?". Mara Papadopoulos, trapecista desde muy temprana edad, nos regala un arriesgado número de trapecio de fuerza en vuelo que Gilbert Cates ha capturado con imágenes cautivadoras, con planos cenitales y visiones subjetivas de la trapecista que nos acercan a la auténtica sensación de peligro que se vivía en las pistas de circo en esos años.


Su experiencia, acumulada tras muchos años de trabajo y sacrificio, se aprecia en cada movimiento que realiza. Su aparición, como guinda de una inmensa tarta que irrumpe en la pista, es un magnífico presagio. Mara se agarra a la cuerda y sus formados músculos comienzan a iluminarse. Con un gesto arrebatador se despoja de la capa y con otro, de una intensidad que no se ve muchas veces en la pista, agarra el trapecio con una mano, manteniéndose suspendida por un instante que se llena de emoción, hasta que Mara la hace desbordar con otro gesto que da comienzo a una rutina impecable.



Rings around teh world contiene 18 números de circo del más alto nivel, pero me gustaría destacar hoy la participación de otro artista español, el domador Pablo Noel. He de reconocer que el número de leones de este artista me ha hecho ver los números de doma de animales desde otra perspectiva. Pablo Noel me ha hecho reir al mismo tiempo que me he sentido sobrecogido por su valor y dominio de la situación. El domador se arroja con naturalidad a una cama de leones, provoca los zarpazos del macho o introduce su cabeza en la boca de una leona, con autoridad pero con un sentido del humor que convierte a este número en un acto circense único, en el que se puede apreciar la estrecha relación y compenetración que se mantiene entre el domador y las fieras.

Rings around the world (1966) 
Producción: CAAM (EEUU)
Productor: Gilbert Cates 
Productor asociado: Arthur Rosenblum 
Director: Gilbert Cates 
Guión: Victor Wolfson 
Intérpretes: Don Ameche (Presentador)Artistas: Rudy Cárdenas, Sonny Frankello, Armando Gaona, Chela Gaona, Richie Gaona, Tito Gaona,Victor Gaona, Gunther Gebel-Williams, Pablo Noel, Fredy Knie, Vivien Larible, Mara, Gene Mendez, Pauline Schumann, Neil Sedaka, Carl Sembach-Kroneclass, Frieda Sembach-Kron.
75 min. Technicolor

Clásicos del burlesque

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Strip, Strip, Hooray! (1949-1953)

Strip, Strip, Hooray! es el título de una recopilación en DVD recientemente editada en Estados Unidos por la casa Image Entertainment que compila números de variedades y striptease rodados en teatros de Los Ángeles entre 1949 y 1953. ¡La prehistoria del sexploitation, vaya!


Hemos podido leer el comentario sobre la edición en DVDBeaver [http://www.dvdbeaver.com/film3/dvd_reviews56/strip_strip_hooray.htm] y de allí hemos robado un par de capturas para ilustrar esta entrada. 


Se trata de espectáculos más o menos completos con sonido directo. Llevan por título: Midnight Frolics (1949), Everybody’s Girl (1950), French Follies (1951), “B” Girl Rhapsody (1952), The ABC’s of Love (1953) y A Night in Hollywood (1953). En la mayoría de ellos se hacía cargo del trabajo de cámara William C. Thompson. En el apartado de dirección nos encontramos con Lillian Hunt, afamada coreógrafa y gerente del New Follies Theatre de Los Angeles. 


Ha sido una auténtica sorpresa encontrarnos por aquí con el nombre de Shirley Jean Rickert [http://www.measuresup.com], una de las integrantes de “La Pandilla”, de Hal Roach. La rubita Shirley intervino en algunos cortometrajes de la serie durante 1931, con la llegada del sonido. En el circuito del burlesque se presentaba con los nombres de Gilda “The Golden Girl” y Gilda and Her Crowning Glory. 


Prodigio de promoción, entre las artistas de variedades y sus promotores había una rara complicidad para encontrar alias sonoros que hicieran honor a los atributos de la artista o a su temperamento tórrido como la prominente Mary Andes, la pelirroja Tempest Storm o la picantona Chili Pepper. Si la aristocrática Diana se presentaba como “la chica glamourosa del burlesque”, había también apodos de gusto dietrichiano —“Venus rubia”—, sonoros y cacofónicos a más no poder —“La Señorita Maracas from Caracas”— e inequívocos —“la chica del frontal fabuloso”—. 


Frente a la exuberancia onomástica de las señoritas produce profunda impresión el anonimato de los comediantes, relegados a una lista ordinal de “sketchs cómicos”. Un especialista reseña en imdb que el encargado de este apartado en French Follies (1953) es Bob Carney en un clásico titulado “Crazy House”. Walter Owen y Don Mathers protagonizan la otra rutina cómica en la que dan el pie a Jean Carroll. 


Leon DeVoe es un habitual del circuito y participa en varios de los títulos del pack. Sirvan pues estas imágenes de breve tributo a los esforzados practicantes del doble sentido de sentido único, oficiantes del entremés, incógnitos entretenedores de un público que nunca sirvieron como reclamo en las marquesinas del Minsky, el Moulin Rouge —de Oakland, no de París— o del Belasco que regía Arthur Grossman. 



Strip, Strip, Hooray! 
 2 DVDs con 6 películas: Midnight Frolics (1949), Everybody’s Girl (1950), French Follies (1951), “B” Girl Rhapsody (1952), The ABC’s of Love (1953) y A Night in Hollywood (1953). 
Edición: Image Entertainment. 
432 min. Blanco y negro y coloreado. 


Del circo como arma revolucionaria

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Viva Maria! (Viva María, 1965), Louis Malle 

IRLANDA, 1891. María, una niña de pocos años, colabora con los activistas del IRA. Diez años después se ha convertido en una mujer. ¡Y tanto! Como que resulta que María es ahora Brigitte Bardot y su activismo contra el imperio británico la llevan a volar… el Peñón de Gibraltar. En 1907 su carrera como dinamitera la ha conducido a Centroamerica.Mientras tanto, otra María (Jeanne Moreau) actúa en los tabladillos de los pueblos miserables de la República de San Miguel a los que le conduce la caravana del circo. La segunda María tiene una compañera que se suicida por un amor no correspondido. Es inevitable que las dos Marías se encuentren: una, huyendo del ejército, y la otra buscando una compañera para su número de baile.


La troupe en la que se integra la María dinamitera está comandada por el Gran Rodolfo (Claudio Brook), lanzador de cuchillos, y cuenta con la presencia de un grupo de acróbatas conocidos como “Los Turcos” (José Luis Campa, Roberto Campa, José Esqueda y Eduardo Murillo), los magos internacionales monsieur y madame Diogène (Gregor von Rezzori y Paulette Dubost) y el hombre más fuerte del mundo (Luis Rizo).Todos ellos realizan sus números cuando toca función, pero también en sus actividades cotidianas. El forzudo saca los carromatos de los atolladeros, el Gran Rodolfo muestra su puntería con el cuchillo cuando se meten en algún apuro y “Los Turcos” son capaces de organizar una fuga por un tragaluz en un santiamén.


Lo de monsieur Diogène es otra cosa. En un pueblo en que las armas de fuego están a la orden del día se le ocurre sacar una paloma del sombrero. El volátil cae inmediatamente abatido por un certero disparo. Ni corto ni perezoso, el mago extrae con sus dedos la bala y resucita a la paloma. ¡Voilà!


Las dos Marías… Las dos Marías hacen un bailecito de music-hall con sus sombrillitas y su canción anodina, cuya letra ni siquiera consigue aprenderse la María dinamitera. No importa. Un accidente fortuito hace que el vestido se rompa y a partir de ahí su éxito es arrollador. En todo San Miguel se las conoce ya como las “Marías desnudas”.


La primera hora de película ha obedecido a este planteamiento sencillo e intrascendente. La segunda, desarrolla una trama amorosa entre la María bailarina y el cabecilla revolucionario (George Hamilton) en su lucha contra el opresor Rodríguez (José López Moctezuma). En este tramo la cinta peca de cierto didactismo y de un exceso de morosidad. Las aventuras adquieren un tono tebeístico a medio camino entre el Teniente Blueberry y las aventuras de Tintín en San Teodoros. Sin embargo, la metáfora encarnada por las dos stripteuses es diáfana: la María bailarina descubre la política y la María dinamitera, el sexo; ambas prácticas son igualmente revolucionarias y juntas un cóctel explosivo. “¡Viva María!” se convierte en el grito de la sublevación popular contra Rodríguez y “El Pacificador”. La troupe del Gran Rodolfo pone sus habilidades al servicio de la revolución. Los enemigos tienen nombre y apellidos: ejército, iglesia y banqueros, aliados en contra de los oprimidos.


No les contamos el final pero sí el estrambote porque anduvo mucho tiempo perdido y se ha recuperado para la edición en DVD. Las dos Marías se han teñido de morenas y triunfan en Europa… cantando en español.


Como el guionista Jean-Claude Carrière colabora habitualmente con Malle, Pierre Etaix y Luis Buñuel no deben extrañarnos los rasgos de humor bizarro, las salidas de tono de corte surrealizante ni la presencia de dos actores asociados a la filmografía del calandino. Claudio Brook, que es aquí el Gran Rodolfo, se metió este mismo año en la piel de Simón el estilita; Francisco Reiguera, exilado español, también estuvo en Simón del desierto (1965), en el papel de diablo disfrazado de vieja, y trabajó en innumerables películas mexicanas antes de convertirse en el nunca finiquitado Don Quijote de Orson Welles. Juan Luis Buñuel ejerce de ayudante de dirección. Con tal plantel es perfectamente razonable tropezarse con ese esqueleto de jinete sobre el esqueleto de su caballo en mitad del desierto. Lo que todavía no ha logrado explicarse nadie es cómo orilló la censura franquista este grito a favor de las drogas blandas: ¡Viva María!

Sr. Feliú

Viva Maria
! (Viva María, 1965)
 
Producción: Nouvelles Editions de Films (FR) / Les Productions Artistes Associes (FR) / Vides Cinematografica (IT) 
Director: Louis Malle. 
Guión: Jean-Claude Carrière y Louis Malle. 
Fotografía: Henri Decae. 
Música: Georges Delerue. 
Intérpretes: Brigitte Bardot (María), Jeanne Moreau (María), Claudio Brook (The Great Rodolfo), Gregor von Rezzori (Diogène), Paulette Dubost (Madame Diogène), Jonathan Eden (Juanito Diogène), Luis Rizo (el forzudo) , José Luis Campa, Roberto Campa, José Esqueda y Eduardo Murillo (“Los Turcos”), Francisco Reiguera (el padre superior), Carlos López Moctezuma (Rodríguez), George Hamilton (Flores), Poldo Bendandi (Werther), Roberto Pedret (Pablo), José Ángel Espinosa “Ferrusquilla” (el General “El Pacificador”), José Baviera (Don Álvaro). 
114 min. VistaVision. Color.

The Mysterious Boys, esta noche en Le Sexy

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Salut l'artiste / L'idolo della città (¡Qué vida la del artista!, 1973), Yves Robert

Nicolas (Marcello Mastroianni) y Clément (Jean Rochefort) actúan en el cabaret Le Sexy como el dúo de transformistas “The Mysterious Boys”. Es su último compromiso del día, después de haber hecho uno como figurante sin frase una escenita de relleno en una película y el otro un spot de cigarrillos, de doblar una película de dibujos animados y de interpretar a dos policías acribillados en una obrita policiaca de ambiente alcaponesco.


El estajanovismo ha minado el entusiasmo de Clément, que decide dejar la profesión y dedicarse al lucrativo negocio de la promoción de pasta en grandes superficies. Pero Nicolas Montei, a pesar de su complicadísima vida sentimental y familiar, aún mantiene viva la llama de la ilusión por el oficio. Esta doble línea argumental proporciona a Salut l'artiste un tono agridulce, de comedia dramática, ungida de una melancolía que Mastroianni modula sin esfuerzo.


Nicolas Montei sigue adelante a pesar de que su hijo adolescente (Dominique De Keuchel) roba en una tienda de cámaras fotográficas y se fuga de casa, de que su primera mujer (Carla Gravina) mantenga un idilio con un extraño y de que su actual compañera (Françoise Fabian) esté harta de sus mentiras y sus inseguridades. En un momento –escena obligatoria en estas cintas protagonizadas por gentes del oficio- le acusará de fingir siempre, de no saber qué es verdad, ni qué, mentira.


Yves Robert coloca una y otra vez a Mastroianni ante el espejo, buscando respuestas en el rostro cansado que le mira desde el azogue. También, como el director de una tragedia de Racine que Nicolas nunca llegará a estrenar, le obliga a ponerse y quitarse el bigote postizo, a teñirse el pelo, a caracterizarse… Y, claro, la apoteosis de la metamorfosis es el número de transformismo en el que, alternativamente, los dos amigos se convierten en agentes de la policía montada del Canadá, cardenales o pierrots.


Para ejecutar estas operaciones se valen de una mesa de magia. Vestidos de rigurosa etiqueta –chaqué, bastón, chistera, pajarita blanca…- desvelan accidentalmente la trampa y el cartón del truco del conejo en la chistera. Es cuando intentan reparar el mecanismo que la mesita, con su tapete de terciopelo escarlata, les sirve de escondite para las trasformaciones, ejecutadas mediante el primitivo sistema mélièsiano del “truco por sustitución”.


Los desganados aplausos del público serán su única recompensa, porque el empresario (Max Vialle) tiene que pagar impuestos, derechos de autor, músicos y, sobre todo a las stripteuses, que son el plato fuerte de Le Sexy.


En breve volveremos con Mastroianni. Es una amenaza.


Salut l'artiste / L'idolo della città (¡Qué vida la del artista!, 1973),
Producción: Les Productions de la Guéville / Gaumont International (FR) / Euro International Film (IT)
Director: Yves Robert.
Guión: Yves Robert, Jean-Loup Dabadie.
Intérpretes: Marcello Mastroianni (Nicolas Montei), Jean Rochefort (Clément Chamfort), Françoise Fabian (Peggy), Carla Gravina (Elisabeth Montei), Evelyne Buyle (Arlette), Bernadette Robert (Rose, la mujer de Clément), Max Vialle (el dueño del cabaret), Dominique De Keuchel (el hijo de Montei), Henri-Jacques Huet, Lise, Sylvie Joly, Hélène Vallier, Betty Beckers, Lucienne Legrand, Simone Paris, Elizabeth Teissier.
96 min. Color (Eastmancolor)

La otra cara del Cirque du Soleil

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Lovesick (Lewis Cohen, 2008)

Queremos hablarles de un documental que recoge durante más de dos años la creación del espectáculo estilo cabaret del Cirque du Soleil, Zumanity, a través de la vida y peripecias de varios de sus artistas.


Cuando propusieron a Guy Laliberté la creación de un nuevo espectáculo para el Hotel Casino New York-New York, el fundador del Cirque du Soleil sabía que no podía hacer un espectáculo que llevase la firma del Soleil y nada más. Primero, Laliberté quería hacer un espectáculo diferente que no compitiese con sus otros espectáculos en Las Vegas. Segundo, el hotel quería un show más atrevido, dirigido más claramente a un público adulto.


Feliz por este nuevo reto, Laliberté cuenta en el libro de Tony Babinski, Cirque du Soleil: 20 Years Under the Sun: “Our previous shows have all been family-oriented and politically correct, which is great, but we are human beings, we won´t hide it. We are a bunch of happy campers. We like to live new experiences. Zumanity deals with some of those experiences”.


El resultado es Zumanity —una combinación entre las palabras zoo y humanidad—, una exploración de la sexualidad, del deseo, de lo erótico, el primer espectáculo del Cirque du Soleil para mayores de 18 años. Una de las características del espectáculo, que le diferencia de la mayoría de espectáculos de contenido erótico que se pueden ver en la Ciudad del Pecado, es su naturaleza inclusiva, con artistas de todos los tamaños, formas, colores y tendencias, todo ello aderezado por el sugerente vestuario diseñado por Thierry Mugler.


El documental comienza con una frase del escritor y cantante Leonard Cohen: “There is a crack in everything. That’s how the light gets in”, que define de alguna manera la selección de los artistas que nos guiarán en la creación del show. Se trata del maestro de ceremonias, la drag queen Joey Arias, el musculoso latin lover Alex Castro, la bailarina británica Laetitia Ray a la que le da apuro mostrarse desnuda ante el público, Jonel Earl, la chica que maneja el látigo y que tiene pendiente un matrimonio y la troupe de payasos Spymonkey. Todos acaban de permanecer 2 meses en Montreal ensayando el nuevo espectáculo y se disponen a  viajar a Las Vegas para sumergirse de lleno en la creación dirigida por Andrew Watson, Dominic Champagne y René Richard Cyr.


El teatro ha sido construido específicamente para el espectáculo y a dos meses del estreno todavía está sin acabar. La ciudad es una locura llena de máquinas tragaperras y establecimientos donde se ofrece sexo en todas sus variantes. Los artistas se enfrentan a un reto que en muchos casos les superará, pero que les provoca la suficiente excitación para trabajar sin descanso y superar todos los contratiempos.

Las historias se entremezclan, los protagonistas nos muestran sus inseguridades, su egoísmo, sus sentimientos…, mientras los responsables del espectáculo se rompen la cabeza, por un lado para que no sea demasiado vulgar, y por el otro, para que no sea demasiado mojigato. Guy Laliberté pide que se vean más tetas y más culos y asevera: “vamos a hacer un show arriesgado, atrevido y provocativo”.


Se realizan varias versiones que se testan con público y que provocan más depresiones, más conflictos, más tensión, pero que van acercando el espectáculo hacia su versión final. Los artistas van liberándose poco a poco de sus prejuicios ayudados por algunas fiestas propuestas por Andrew Watson que cada día se encuentra más estresado.


Por fin llega la premiere, los artistas brillan en el escenario mientras sus parejas en la vida real se preguntan si hay algo más allá de lo que han visto sobre las tablas. Varios meses después sabemos el desenlace de todas las historias. La mayor parte de ellas con final feliz como corresponde al ideario del Cirque du Soleil, aunque el director del documental, Lewis Cohen, prefiere hacer hincapié en la más triste de ellas.

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